La displasia cervical ( cuello del útero) debida al virus del papiloma humano (VPH) es una afección precancerosa que puede afectar a las células que recubren el cuello uterino. El virus se transmite por contacto sexual y afecta con mayor frecuencia a mujeres de entre 15 y 24 años, aunque puede darse en mujeres de todas las edades.
Cuando el papiloma infecta estas células, provoca cambios en la estructura y el comportamiento conocidos como displasia cervical o lesiones intraepiteliales escamosas (LEI). Estas LEI pueden ser de bajo grado o de alto grado, dependiendo de lo anormales que parezcan las células al microscopio. Las LEI de alto grado pueden evolucionar a cáncer si no se tratan a tiempo.
Afortunadamente, existen varias opciones para tratar la displasia cervical (cuello del útero) debida al papiloma. El control regular por parte de un médico, así como las citologías vaginales periódicas, pueden detectar cualquier cambio en las células que pudiera indicar cambios precancerosos debidos al por papiloma Tras el diagnóstico, las opciones de tratamiento pueden incluir la crioterapia o el procedimiento de escisión electroquirúrgica con asa (LEEP) oi laser .
También se ha demostrado que la vacuna contra el papiloma Gardasil reduce el riesgo de desarrollar la aparición cáncer de cuello uterino hasta en un 90%. Además, seguir unas prácticas sexuales seguras y mantener un diálogo abierto con su médico sobre su salud sexual puede ayudar a reducir el riesgo de por papiloma y la consiguiente displasia cervical.
Otro paso importante para prevenir y tratar la displasia cervical es conocer sus síntomas y factores de riesgo. Entre los signos más frecuentes se encuentran las hemorragias vaginales anormales o el flujo maloliente o descolorido, el dolor pélvico, el dolor durante el coito o el picor alrededor de la vagina o la superficie de la vulva.
Entre los factores de riesgo para desarrollar esta enfermedad se incluyen tener múltiples parejas, ser menor de 25 años en la primera relación sexual, utilizar anticonceptivos orales durante más de cinco años, fumar cigarrillos con frecuencia, padecer infecciones de transmisión sexual como clamidia o gonorrea, o un sistema inmunitario debilitado debido al VIH/SIDA u otras enfermedades de inmunodeficiencia.
En este artículo de esta página hablaremos de lo que toda mujer debe saber sobre la prevención y el tratamiento de la displasia cervical debida al papiloma humano.
Visión general de la displasia cervical debida al VPH
La displasia cervical (cuello del útero) debida al virus del papiloma humano (VPH) es una afección precancerosa que afecta a las células del cuello uterino. El papiloma humano es la enfermedad de transmisión sexual más frecuente y es responsable del 99% de los casos de cancer de cuello uterino.
El papiloma humano puede provocar cambios en la estructura y el comportamiento de las células infectadas, conocidos como displasia o lesiones intraepiteliales escamosas (LEI), que pueden ser displasia de bajo grado (bajo riesgo) o displasia de alto grado (alto riesgo). Si no se tratan, estas displasia SIL de alto grado pueden evolucionar a cancer.
Es importante entender que todas las personas que han estado expuestas al papiloma humano pueden no desarrollar displasia cervical o, incluso si están expuestas, el organismo puede eliminarlo por sí solo. Sin embargo, algunas personas pueden tener un sistema inmunitario comprometido o ciertos factores de riesgo que aumentan su vulnerabilidad y las probabilidades de que los SIL se conviertan en lesiones cancerosas.
Estos factores incluyen ser menor de 25 años en el momento de la primera relación sexual, tener múltiples parejas sexuales, utilizar anticonceptivos orales durante más de cinco años, fumar cigarrillos con frecuencia, tener infecciones de transmisión sexual como clamidia o gonorrea, o tener la inmunidad debilitada debido al VIH/SIDA u otras enfermedades de inmunodeficiencia.
Afortunadamente, la información disponible indica que existen varias opciones para tratar la displasia cervical causada por el papiloma humano, como la crioterapia, la escisión electroquirúrgica con asa (LEEP) o la terapia con láser. El control periódico por parte de un médico y las citologías vaginales periódicas permiten detectar cualquier cambio en las células que pueda indicar cambios precancerosos debidos al contagio por papiloma humano. Además, seguir unas prácticas sexuales seguras y mantener un diálogo abierto con su médico sobre su salud sexual puede ayudar a reducir el riesgo de contagio por papiloma humano y la consiguiente displasia cervical.
La vacuna Gardasil contra el papiloma humanotiene una eficacia superior al 90% en la reducción de las probabilidades de desarrollar cáncer de cuello uterino. Por último, es esencial que las mujeres -especialmente las de mayor riesgo- conozcan sus síntomas y estén atentas a cualquier sangrado vaginal anormal o flujo maloliente o descolorido; dolor pélvico; dolor durante el coito; o picor alrededor de la vagina o la vulva, ya que todos ellos podrían ser signos de displasia cervical debida al papiloma humano.
Tipos de displasia cervical ( Neoplasia intraepitelial NIC I, 2 y 3)
La displasia cervical debida al papiloma humano suele clasificarse en dos categorías: displasia NIC de bajo grado y NIC de alto grado. Las NIC de bajo grado (NIC 1 o displasia leve) están relacionadas con los tipos de papiloma humano de bajo riesgo 6 y 11, los cuales también se asocian a verrugas genitales, mientras que las NIC 2 y 3 de alto grado (NIC 2 y 3) están asociadas con los tipos de papiloma humano oncogénicos (causantes de cáncer) 16, 18, 31, 33, 35.
Las NIC ( o displasia leve) de bajo grado suelen aparecer como pequeños cambios en las células del cuello uterino que a menudo desaparecen sin tratamiento en unos pocos meses debido a la respuesta inmunitaria natural de nuestro organismo. Sin embargo, si no se tratan o si el sistema inmunitario no es capaz de eliminarlas por sí solo, pueden acabar convirtiéndose en displasia NIC. Además, existe un mayor riesgo de que los NIC 1 ( Displasia leve) reaparezcan después del tratamiento o de que los NIC 2 y 3 se conviertan en cáncer si no se tratan. Es importante que las mujeres detecten precozmente cualquier cambio para que puedan buscar atención médica adecuada lo antes posible.
Los NIC 2 y 3 indican un mayor riesgo de cáncer de cuello uterino que los NIC 1 y requieren opciones de tratamiento más agresivas, como la crioterapia o la escisión electroquirúrgica con asa (LEEP). La crioterapia consiste en congelar la zona afectada con nitrógeno líquido, lo que mata las células anormales destruyendo sus paredes celulares. La LEEP consiste en utilizar un asa de alambre electrificado para cortar el tejido cervical anormal y evitar que se convierta en lesiones cancerosas. En los casos en que la crioterapia o el LEEP no sean eficaces, también puede utilizarse la terapia con láser. En casos graves, puede ser necesaria una histerectomía (extirpación del útero) para eliminar por completo las células precancerosas.
Es importante que las mujeres estén al tanto de cualquier cambio que se produzca en su cuerpo y comenten inmediatamente cualquier preocupación con su médico. Deben realizarse citologías vaginales periódicas para detectar precozmente cualquier cambio en las células y poder intervenir a tiempo antes de que se produzcan complicaciones. Las mujeres de alto riesgo debido a una inmunidad debilitada también deberían considerar la posibilidad de vacunarse contra el papiloma humanocon Gardasil, que ha demostrado proteger contra algunas cepas del papiloma humano responsables de causar displasia cervical y otros riesgos para la salud asociados a ella.
Opciones de tratamiento de la lesión displasia cervical
El tratamiento de la displasia cervical depende de la gravedad de la enfermedad y de los resultados de pruebas de cribado como la citología vaginal. En los casos de lesión NIC de bajo grado (NIC 1), se suele recomendar un seguimiento periódico para garantizar que las células no progresen a un grado superior. Esto puede implicar la repetición de las citologías y las pruebas del papiloma humano cada 6-12 meses, o una colposcopia anual (examen ampliado) del cuello uterino con biopsias si es necesario.
En los casos de lesión displasia NIC 2 ó 3 de displasia de alto grado (NIC 2/3), se suelen recomendar tratamientos más agresivos para evitar la progresión a cáncer de la lesión. Los tratamientos habituales para la NIC 2/3 incluyen la crioterapia, el procedimiento de escisión electroquirúrgica con asa (LEEP), la terapia con láser, la conización (extirpación de un trozo de tejido cervical en forma de cono) y la histerectomía (extirpación del útero).
La crioterapia consiste en congelar las células anormales con nitrógeno líquido, mientras que el LEEP utiliza un asa de alambre electrificado para cortar el tejido afectado. Si la crioterapia y el LEEP no son eficaces, puede recurrirse a la terapia con láser. La conización consiste en extirpar un trozo de tejido cervical en forma de cono que contiene células anormales, mientras que la histerectomía suele reservarse para los casos más graves que no pueden tratarse con otros métodos.
Además de los tratamientos quirúrgicos, también hay medicamentos disponibles que pueden ayudar a reducir los cambios celulares en las mujeres con displasia lesión NIC 2/3. Entre ellos se incluyen medicamentos tópicos como la podofilina o el ácido tricloroacético (TCA), inyecciones de interferón y medicamentos orales como la acitretina o el cidofovir. Sin embargo, estos medicamentos tienen sus propios efectos secundarios y sólo deben utilizarse bajo la supervisión de un médico una vez exploradas todas las demás opciones.
Para reducir el riesgo de recurrencia tras el tratamiento de la displasia NIC 2/3, es importante que las mujeres participen en medidas de vigilancia como visitas periódicas a la consulta, citologías y pruebas del papiloma humano cada 6 meses o un año después de recibir el tratamiento.
También es importante que las mujeres en situación de riesgo debido a una inmunidad debilitada u otros factores consideren la posibilidad de vacunarse contra el papiloma humano con Gardasil 9 para reducir el riesgo de desarrollar displasia cervical causada por la infección por papiloma humano. Por último, la práctica de técnicas sexuales seguras, como el uso de preservativos, y el mantenimiento de un diálogo abierto con su médico sobre su salud sexual también pueden ayudar a reducir el riesgo de infección por papiloma humano y el posterior desarrollo de displasia cervical debida a la infección por papiloma humano.
Estrategias de prevención de la displasia cervical por virus del papiloma humano vph
Revisiones periódicas y estudio de prueba de papanicolaou
El primer paso y el más importante para prevenir la displasia cervical es someterse a revisiones periódicas con estudio de citologías vaginales ( estudio de prueba de papanicolaou ) . Las citologías periódicas son importantes para la detección precoz de cualquier cambio en las células y la intervención temprana antes de que se produzcan complicaciones. En caso de existir sospecha del diagnóstico este se confirma mediante una biopsia de cérvix, tomada mediante colposcopía. En el instituto mexicano del virus del papiloma humano contamos con el servicio de Papanicolau, biopsia y toma de PCR, puedes agendar una cita y conocer todos nuestros servicios.
Reacción en cadena de polimerasa (PCR)
Además, pueden recomendarse pruebas de detección del papiloma humano en determinados momentos para detectar cepas de VPH de alto riesgo que podrían exponer a la mujer a un mayor riesgo de desarrollar displasia o cancer de cuello uterino. Esta muestra se puede tomar mediante una biopsia o con un cepillado.
Vacuna con gardasil
Las mujeres con alto riesgo debido a una inmunidad debilitada también deberían considerar la vacunación contra el VPH con Gardasil 9, que ha demostrado proteger contra algunas cepas del VPH responsables de causar displasia cervical y otros riesgos para la salud asociados. En el IMVPH tenemos disponibilidad inmediata de vacunas, aprende todo sobre la vacuna.
Además de las pruebas de detección, la biopsia y las vacunas, es importante que las mujeres adopten conductas sexuales seguras para reducir el riesgo de contraer el VPH y desarrollar displasia cervical u otros problemas de salud relacionados. Esto incluye limitar el número de parejas sexuales, utilizar preservativos durante el coito y abstenerse de mantener relaciones sexuales hasta que se hayan realizado las pruebas de detección de ETS. Practicar la monogamia o la abstinencia también puede ayudar a reducir el riesgo de contraer una ETS como el VPH, que podría contribuir a desarrollar displasia cervical u otras complicaciones.
Dieta y estilo de vida
Otros cambios en el estilo de vida pueden contribuir a reducir el riesgo de contraer muchos tipos de enfermedades, incluida la displasia cervical. Seguir una dieta sana rica en fruta, verdura, proteínas y cereales integrales ( Todos contenidos en el suplemento HERA) ayuda a mantener un sistema inmunitario fuerte que puede combatir más eficazmente los agentes patógenos causantes de enfermedades, como virus como el VPH, que pueden contribuir al desarrollo de la displasia cervical.
Además, hacer ejercicio con regularidad ayuda a reforzar la inmunidad y a reducir los niveles de estrés, lo que puede prevenir infecciones que podrían provocar esta enfermedad. Por último, dormir lo suficiente cada noche ayuda a mantener un sistema inmunitario fuerte que puede combatir las infecciones con mayor eficacia que si no se descansa adecuadamente cada noche.
La prevención de la displasia de cuello uterino es un objetivo alcanzable cuando las mujeres toman medidas activas para mantener su salud física general, al tiempo que participan en procedimientos de cribado regulares como la citología vaginal y consideran las vacunas como Gardasil 9 cuando sea apropiado. Poniendo en marcha hábitos saludables hoy, las mujeres podrán reducir sus probabilidades de desarrollar esta grave enfermedad el día de mañana.
Síntomas y factores de riesgo asociados a la displasia cervical
Los síntomas de la displasia cervical del cuello del cervixno suelen manifestarse hasta que la enfermedad ha progresado a una fase avanzada, lo que dificulta su detección en las primeras fases. Los síntomas más comunes de la displasia cervical pueden incluir sangrado vaginal anormal, dolor pélvico y relaciones sexuales dolorosas. Las mujeres también pueden notar un aumento de la cantidad de flujo vaginal, que suele ser de color amarillento o verdoso. En algunos casos, la mujer puede no experimentar ningún síntoma.
Si no se trata, la displasia cervical puede acabar provocando cambios precancerosos o cancerosos en el cuello uterino y el útero, lo que puede tener graves consecuencias para la salud de la mujer. Para reducir el riesgo de desarrollar esta afección, es importante conocer los factores que aumentan el riesgo de que las mujeres contraigan infecciones por VPH y, posteriormente, desarrollen displasia cervical u otros problemas de salud graves.
Los factores de riesgo de infección por VPH y posterior desarrollo de displasia cervical incluyen tener múltiples parejas sexuales o exposición a múltiples parejas sexuales; mantener relaciones sexuales a una edad temprana; tener un sistema inmunitario debilitado debido a afecciones médicas como el VIH/SIDA; fumar; utilizar píldoras anticonceptivas; y no practicar técnicas de sexo seguro como el uso del preservativo durante el coito. Además, ciertos grupos étnicos son más propensos a contraer infecciones por VPH que otros, debido a diferencias genéticas en los niveles de inmunidad.
Entre estos grupos étnicos se encuentran los afroamericanos y los hispanos/latinos. Es importante que todas las mujeres hablen abiertamente con sus proveedores de atención sanitaria sobre sus prácticas sexuales y los posibles factores de riesgo que puedan presentar, con el fin de garantizar que se realicen regularmente las pruebas y los cribados adecuados en función de sus perfiles de riesgo individuales.
Cómo Gardasil puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar cáncer
Gardasil es una vacuna desarrollada por Merck & Co. para proteger contra cuatro tipos del virus del papiloma humano (VPH). Se sabe que este virus causa cáncer de cuello uterino y verrugas genitales, así como algunos otros cánceres de vulva, vagina, ano y garganta. Recibir la vacuna Gardasil puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar estos cánceres al proporcionar protección frente a las cepas 16 y 18 del VPH, que son responsables de aproximadamente el 70% de todos los cánceres de cuello uterino del mundo. La vacuna también ayuda a proteger contra las cepas 6 y 11 del VPH, que causan la mayoría de los casos de verrugas genitales.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que tanto los chicos como las chicas de entre 11 y 12 años reciban la vacuna Gardasil en dos dosis para que puedan estar protegidos frente a las enfermedades relacionadas con el VPH antes de ser sexualmente activos. Los CDC también recomiendan que los adolescentes que aún no hayan recibido la primera vacuna a los 11-12 años se vacunen hasta los 21 años en el caso de los varones o hasta los 26 años en el caso de las mujeres.
Recibir la vacuna Gardasil es un paso importante para reducir el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer, incluido el cáncer de cuello de útero causado por infecciones por VPH. Además de recibir la vacuna Gardasil, las personas también deben practicar hábitos sexuales seguros, como el uso de preservativos durante las relaciones sexuales, para reducir aún más las posibilidades de infectarse por el VPH o cualquier otra ETS o ITS.
Conclusión
La displasia cervical debida al VPH es una enfermedad potencialmente grave que puede derivar en cáncer si no se trata. Para reducir el riesgo de desarrollar este u otros cánceres relacionados con el VPH, es importante que las personas reciban la vacuna Gardasil cuando son jóvenes y practiquen hábitos sexuales seguros durante toda su vida. Además, deben realizarse periódicamente pruebas de cribado, prueba de papanicolaou , como la citología vaginal, para detectar precozmente cualquier cambio en las células del cuello uterino y poder iniciar rápidamente el tratamiento en caso necesario.
Por último, las modificaciones del estilo de vida, como dejar de fumar y seguir una dieta sana rica en frutas, verduras, proteínas y cereales integrales, también pueden ayudar a reforzar los niveles de inmunidad frente a las infecciones por VPH que, de otro modo, podrían causar displasia cervical o incluso cáncer. Tomando todas estas medidas en conjunto, podemos reducir el riesgo de desarrollar displasia cervical causada por la infección por el VPH.
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